Las grandes caminatas siempre empiezan por un pequeño paso. Así comenzó la historia de 'Los 10.000 del Soplao', una de las pruebas referencias a nivel nacional del cicloturismo. Nadie, ni siquiera los integrantes del Club MTB Cabezón de la Sal, cuando se les ocurrió montar este 'tinglado', a la vuelta de una 'Quebrantahuesos' (la pionera en marchas cicloturistas), se podía imaginar que iban a llegar tan lejos. «¿Por qué montar algo así en Cantabria?», se preguntó en 2007 Jesús Maestegui, presidente del club. Dicho y hecho. Se diseñó un recorrido para organizar una marcha de mountainbike sin ninguna pretensión y se inscribieron 464. Este fin de semana, cinco años después, la cifra se ha multiplicado por 20. Aquel día la climatología fue dantesca. El frío, la lluvia y la dureza hicieron que la prueba se conozca hoy en día como 'El infierno del norte', un sobrenombre que lejos de ser un impedimento no ha sido más que un reclamo. A partir de entonces, y con el corazón de la 'criatura' latiendo' con fuerza, la organización comenzó a dar salida a lo que la afición demandaba. Lo que empezó como una prueba más se ha ido reinventando año tras año. En 2008, los integrantes del MTB Cabezón de la Sal se dieron cuenta de lo que tenían entre manos. 770 fueron los participantes en aquella edición, pero al terminar la misma, más en frío, decidieron dar el salto de calidad para el año siguiente. La intención de sumar una Marcha cicloturista de carretera a la de mountainbike cristalizó y fue un rotundo éxito. Ambas pruebas fueron incluidas en el calendario de cicloturismo nacional en 2009. Se inauguró con 394 inscritos, pero aquello no fue más que el empezar. Las Colladas de Carmona, Ozalba y Hoz, así como el largo y tortuoso puerto de Piedrasluengas abrieron el apetito a los más aventureros del asfalto. El boca a boca fue el mejor responsable de marketing que pudo fichar esta marcha. Por toda España, los ecos de 'Los 10.000 del Soplao' se convirtieron en una referencia obligada cuando se hablaba del calendario ciclista. Tanto fue el éxito y la repercusión que en 2010, la organización, volvió a dar un giro de tuerca. Ese año nacieron tres pruebas más dentro del fin de semana de 'El Soplao': un maratón, una ruta a pie por el mismo recorrido y la culminación para los amantes de la carrera y de las verdaderas superaciones personales, un ultramaratón. Para todos los gustos El maratón, de 46 kilómetros (cuatro más que la distancia olímpica) transcurrió por entre las montañas. Un recorrido exigente que compartieron corredores y 'bikers'. En 2010, la prueba de mountainbike registró 1.185 participantes, más del doble que la primera edición mientras que la de carretera reunió en la salida a 817, multiplicando por dos la asistencia del año anterior. A todos ellos se unieron 101 maratonianos, 464 valientes que cumplieron con el recorrido andando y 53 'locos' que se enfrentaron a la extrema dureza de los 125 kilómetros de que constaba el ultramaratón. 2010 fue un rotundo éxito. Las imágenes que se vivieron en la línea de meta de Cabezón de la Sal pertenecen ya a los libros de historia de la prueba. Aquel año la victoria de Fran Ventoso ( vencedor de la etapa del Giro del pasado lunes) en la prueba de mountainbike le otorgó a la prueba más relevancia todavía. El calor de aquel día (más de 30 grados) reafirmó el sobrenombre del 'Infierno del norte' y la progresión continuó sin respiro. Otro espaldarazo más. Este año, la referencia a superar, manteniendo la tónica, son los datos de 2011: 3.943 'bikers' tomaron la salida (la cifra ya se había multiplicado por diez si se compara con la primera edición); la prueba de carretera congregó a 1.099; 235 corrieron el maratón, 1.072 se dieron el paseo de los 46 kilómetros a pie y 93 partieron el viernes a las 00.00 horas dispuestos a culminar el ultramaratón. Novedades Los 10.000 de El Soplao han dejado de ser una marcha y nada más. Este año, fieles a su deseo de mejorar y de superarse han vuelto a poner en marcha novedades. El giro de tuerca en esta ocasión es la prueba combinada. Se trata de 44 kilómetros de carrera a pie y 108 de bicicleta de montaña. Todo seguido, sin respiro, sin pausa, una prueba que permitirá buscar el límite a cada participante. Sin duda, es la principal novedad de un fin de semana repleto de aventura, convivencia y de ilusión personal. Además, en la ruta de carretera se ha incluido la posibilidad de ir más allá en el recorrido clásico de 220 kilómetros, calificado como de dificultad alta, y a los valientes que lo deseen se les ha puesto en 'bandeja' el hacer el no va más con un recorrido de 315 kilómetros. Si los puertos de Carmona, Ozalba, Hoz y Piedrasluengas les parece poco 'menú' a algunos de los ciclistas, al legar a Cabuerniga tendrán la posibilidad de dirigirse a Cabezón de la Sal y poner punto y final a una mañana de ciclismo o de adentrarse en el puerto de Palombera y sumar casi otros cien kilómetros más a sus piernas. Superación constante, ¿alguien da más?
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